lunes, 9 de abril de 2007

Una visita inesperada

Desde que me enteré que venía la ansiedad invadió mis días. Hacía mucho tiempo que deseaba la visita del asturiano.

Después de un intento fallido por obtener entradas inexistentes, el viernes dos horas antes de que empezara el recital ya me encontraba con C. Y J. en el Harrods. Había caras conocidas, desconocidas y por supuesto indeseables.

Nacho andaba también por el lugar sacándose fotos y firmando autógrafos. Celina al llegar se lo cruzó en la puerta fumando. Me dice de ir. Prefiero quedarme. Julián también tuvo su contacto con el artista. Fue en el baño. Y según cuenta al pobre lo rodeaban algunos estúpidos que lo acosaban con sus camaritas digitales y con sus voces de ridículo fanatismo.

Nos ubicamos muy mal. No interpretamos la disposición del escenario así que cuando nos acomodamos quedamos bastante lejos.

Sale Nacho. Sólo en puntas de pie lo veo. También sale Xel Pereda, a quien no veré en toda la noche por culpa de la columna. Empieza a cantar, es “Noches Árticas”. Me emociono, quiero llorar, quiero que el tiempo se detenga. Me encanta ese disco, me encanta esa canción, me encanta la voz de Nacho en vivo. La gente empieza a gritar, que se sienten todos, que se corra el pelado de la cámara. Me distraen pero trato de evadirme de esa realidad monstruosa para poder seguir viviendo en la realidad mágica de las noches árticas.

Luego sigue “La Pena o la nada”. Me dejo arrastrar por la letra y la melodía. Trato de no escuchar el murmullo que invadía la atmósfera. Toca una canción tradicional asturiana y luego cuenta una anécdota de una azafata. No logro entender lo que dice. A mi alrededor todos hablan. En ese momento pienso que si pudiera los mataría. Sé que esa historia se conecta con la canción que inmediatamente empieza a tocar: “Michi Panero”. Me divierto, esa canción me trae buenos recuerdos.

Como muchos esperaban suena la canción que él canta con Bunbury. Empiezan las palmas y pienso: esto ya es demasiado. Me gustó como le quedó el tema en solista.

Termina. Pienso que no va a volver, medio que me corro para atrás. Vuelve. “El extranjero” (Leonard Cohen) es la canción elegida. En ese momento yo no quiero matar sólo a los imbéciles que hablan y preguntan quién es el que canta, sino también a unos de prensa que no paran de charlar y reírse.

Nuevamente termina. Ya no tengo esperanzas. Mal hecho: “En el jardín de la duermevela”. La disfruto, canto el estribillo. Odio cantar, odio que canten. No me pude resistir.

Pese a que había mucha gente de mierda, maleducada, irrespetuosa, estúpida, escuchar a Nacho en vivo fue muy lindo. Me quedé con ganas de más. Ojalá no pase mucho tiempo para que regrese.

lunes, 26 de marzo de 2007

Llegó el otoño y trajo novedades

A Eloísa le gusta reconocer la sinceridad ajena puesta en el chiste(?) y escuchar, de curiosa, el resto aclaratorio "Y... si es verdad!"
Le da por una vergonzosa tranquilidad cuando esto ocurre.
Le gusta conocer a la gente después de años ya.
Reinicio.
Con quién sí, con quién no.
Para qué sí, para qué no.
Esta es una de esas pérdidas tranquilizadoras que ella, casi con culpa, sabe disfrutar.

miércoles, 21 de marzo de 2007

Mañana

Preferiría no hacerlo

lunes, 5 de marzo de 2007

Ni ritmos bucólicos en salones familiares

Eloísa llega al ensayo una media hora antes de lo previsto. W. se está bañando, cuando sale de la ducha toman café en una taza demasiado grande mientras esperan a O.
O. es todo risas, no deja de mostrar sus blancos dientes un solo instante. Cae bien, nunca estudió teatro. O. adora a la Pachamama.
Eloísa parte con W. hacia el teatro a encontrase con la dueña y preparar unas gacetillas para un próximo evento nacional. Eloísa comenta que debe irse pronto si quiere llegar a tiempo a la lectura. Eloísa suspende lectura.
A la reunión se suma un director joven. Director joven le hace sonrisas y miradas cómplices a Eloísa cuando llega chico lindo. Chico lindo cuando saluda le acaricia la nuca.
La reunión se transforma en un cuereo extremo hacia otros directores y obras que Eloísa conoce. Su papel, ahora, es el de escucha. Prefiere escuchar, o mejor hacerse la que escucha, ya que detesta este tipos de conversaciones regadas de pizza, cerveza y locura. Abre la boca, dice lo que opina sobre lo que se está debatiendo.
Es muy tarde, llueve, y Eloísa decide regresar a su cama. No acepta plata para un taxi, prefiere caminar y tomarse el colectivo. Por suerte logra sentarse, está empapada y tiene frío, con el dedo índice desempaña el vidrio a la altura de sus ojos. El desempañado dura poco y el vidrio no la deja ver la ciudad. Sube una chica con zapatos rosas en sus manos, en sus pies ojotas. La chica se sienta cruzando el pasillo y Eloísa la observa. La chica abre su cartera blanca y radiante, agarra del suelo sus zapatos rosas, de taco, empapados, embarrados, y los mete en la cartera.
Eloísa sonríe y piensa en el largo día que pasó. Le gusta el día que pasó. También piensa en zapatos rosas, de taco, empapados, embarrados dentro de una cartera blanca y radiante.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Formas de citar

Dos libros fundamentales de la literatura argentina, el Facundo de Sarmiento y el Martín Fierro (tanto la Ida como la Vuelta) de José Hernández, expresan sus diferencias (literarias, políticas, ideológicas, etc.) a través de las "formas de citar": mientras que el primero afirma la cultura letrada por medio del uso de la cita libresca ("hilo conductor del Facundo", según Julio Schwartzman), el segundo asemeja los mecanismos del folklore: "sus citas son apócrifas, ocultas, sin mención de fuentes ni comillas".
Algún ridículo defensor de la legalidad burguesa que se las tira de libertario mientras pondera actitudes neonazis podrá rasgarse las vestiduras por el hecho de que una obra literaria se exprese por medio de citas "no autorizadas" por las leyes de propiedad intelectual. Otros defienden la novela en cuestión (Bolivia construcciones, por si no lo notaron) hablando de "intertextualidad" frente al "grosero plagio", etc. etc. ¿Por qué casi todos denuestan el "plagio"? ¿Cuál es el problema con la copia textual? En todo caso el problema es de los lectores, que (igual que se produce con toda intertextualidad) se pierden la referencia. Pero la verdad: ¿Qué me puede importar a mi si la novela que estoy leyendo tomó frases de otro lado, si yo no lo leí? ¿Cuál es el "mérito", el "valor" que la novela pierde?
Dos tradiciones, entonces: la del Facundo y la del Martín Fierro. La cita libresca y la cita apócrifa. Dos formas de construir literatura, alrededor de los "modos de incluir un texto en otro". La transgresión, por supuesto, es otra: cuando es el saber letrado (y ya no el popular, el de la cultura paremiológica, como en Hernández) el que se ve "robado". Allí es donde surgen furiosos los defensores de la "propiedad intelectual", los "derechos de autor" y demases. Como en todos lados y en todos los ámbitos.

viernes, 16 de febrero de 2007

Encuentros que atrasan

Hoy, mientras miraba el blog de una conocidísima página dedicada a las letras, me preguntaba en qué se diferenciaban la "nueva generación" (?) de escritores argentinos (llamada también "Joven Guardia" cuando se cree que eso va a dar algún rédito económico) de los escritores argentinos inmediatamente "anteriores" (aunque escriben en el mismo momento). Mi conclusión fue bastante obvia: no se diferencian ni en los temas con que trabajan, ni en el contexto, ni en las formas, los procedimientos y los modos que les permiten abordarlos. Tal vez en la calidad, pero creo que mucho más aun, lo que se produjo es una transformación en los hábitos de difusión y circulación de la literatura.
En este sentido, además del blog, uno de los objetos centrales de esta "new generation" es el "encuentro de lectura", algo así como ir a escuchar a un grupo de escritores (todos muy amiguitos, en un clima súper distendido y relajado, además de muy intelectual y, por qué no decirlo, super snob) que se sientan a ... leer su literatura, en voz alta. Uno ve sus caras (¡estoy viendo a un escritor de verdad! ¡wuow!) y escucha sus voces narrando sus construcciones literarias (nunca las ajenas), como una afirmación bien profunda de que si hay algo que la posmodernidad nunca va a eliminar (aunque les guste alardear con eso) es a la figura del autor.
Creo que todos los que lean esto van a conocer esos encuentros en alguna casita bonita, donde los escritores se dan cita, y van a saber de qué hablo. Espacios donde fluye la libertad creativa expresada en la lectura colectiva.
Y pensar que uno creía que el libro, objeto central de la modernidad, había puesto fin a la lectura colectiva, introduciendo la lectura individual como marca de la centralidad del sujeto... Por supuesto, los motivos de estos encuentros actuales son disímiles (o no tanto, en realidad) frente a los de la época premoderna: antes, el objetivo de esta "literatura colectiva" (no explícito, por supuesto, ni siquiera intencional) consistía en unir al conjunto de la comunidad a través de un relato común, el de los juglares y trovadores que cantaban de pueblo en pueblo un mismo canto, muchas veces heroico. Ahora bien, ¿cuál es la función actual de estos encuentros de lectura? ¿expresar las diferencias literarias de todos los textos? ¿o conocerse más entre ellos, unificar a los escritores (y a algunos críticos con ellos) para conformar los círculos de amiguismos a los que estamos muuuy acostumbrados?
Habría que ver, de todas maneras me parece que estas cosas atrasan, y mucho.

jueves, 8 de febrero de 2007

La hoja no se mancha... (¿o sí?)


El prestigio de los concursos literarios parece caer cada vez más desde las acusaciones entre Ricardo Piglia y Gustavo Nielsen sobre el Premio Planeta (el affaire Plata Quemada), denuncia de plagio mediante. Sin embargo, ya parece mucho lo que pasa con Bolivia Construcciones de Bruno Morales (pseudónimo de Sergio Di Nucci), novela ganadora del premio La Nación-Sudamericana: por supuesto, no leí el libro (cuyo tema ya había sido objeto de una película jodidamente mala de Caetano) ni pienso hacerlo, pero creo bastante complicado que una novela sobre la situación de los bolivianos en Buenos Aires hoy pueda estar plagiando, sin una intención paródica, irónica o lo que fuera, una novela (que tampoco leí) de 1944 llamada Nada de una tal Carmen Laforet (?), escritora catalana (según dicen). No sé, me suena muy Pierre Menard, todo esto: siempre vas a poder encontrar referencias textuales, reformulaciones, etc. etc. etc. ¿Cómo se decide el "plagio"? ¿Cuál es el dato legal que permite definir una reformulación paródica de una reformulación textual? ¿Quiénes serán esos "abogados de Bioy Casares" que van a defender a este escritor?

Pasemos a una certeza: que el jurado (integrado por Carlos Fuentes, Griselda Gambaro, Tomás Eloy Martínez, Hugo Beccacece y Luis Chitarroni) haya votado como ganadora una novela que es un plagio de otra de ¡más de 60 años antes! habla muy, muy mal de ese jurado...

Bueh, habrá que ver qué sale de esto. Mientras tanto, la fórmula del éxito editorial y el conjuro para que un jurado de viejos chotos vote tu novela en un concurso, ya está dicha: buscarse literatura moderna poco conocida y copiar muchos párrafos.

Bueno, a Bucay y a Pigna por lo menos parece que les va bien así...

miércoles, 7 de febrero de 2007

Mi zona


Estuve volviendo a ver algunos clásicos. Papá ama a Brando desde "Viva Zapata", yo desde la escena en que se deja meter los dedos en el culo en "Último tango en París".
Tendría unos 15 años cuando vi la película y comencé a creer que todos los hombres eran Brando, también empecé dejarme las uñas largas. Claro, ese mismo año supe que no todos eran Brando, ni Brando podía ser todos.
De la película recordaba: el sobretodo de Marlon, la música, la monotonía y el sexo furioso.
Hace unos meses los hombres han vuelto a ser Brando.
Ni mi verdadero nombre quieren escuchar. -"He tenido tantos nombres diferentes en todo el mundo, que mi actual tendría que ser un gruñido... grrr ouuuoooiii"
Ni nombres de familiares. Ni ningún nombre propio con el que tenga algún tipo de relación. Hacen que sepa amarlos cuando son Brando.
Rutinas de sobretodo, música, monotonía y sexo frenético es lo que ya no se deja ser recuerdo.
Ahora, cuando me persiguen por la calle gritándome que me aman hasta que logran alcanzarme y tenerme lo suficientemente cerca para escuchar el susurro de mi verdadero nombre, es cuando salen a la terraza y pegan el chicle debajo de la baranda.
Un clásico. Mis uñas se escaman fácilmente. Hace rato empecé a cortarme las uñas bien cortitas, hasta sangrar.

sábado, 3 de febrero de 2007

Lo prometido era deuda...

Acá va el maravilloso videito super guionado pero lindo igual sobre el "marxisismo". ¡Disfrútenlo!

miércoles, 31 de enero de 2007

¿Y para cuándo el "trotskisismo"?

Ayer, mirando el programa de debate de Gran Hermano, me encontré con uno de los diálogos más brillantes de los últimos tiempos: la polémica Jessica-Griselda acerca del "marxisismo". Desgraciadamente no pude encontrar el video, pero acá va una pequeña y fragmentaria reproducción del diálogo:


Jessica (la boluda del osito): (mientras pasa la escoba). -Marxistas, en esta casa son todos una manga de marxistas.-
Griselda (ayudándola en las tareas domésticas. Se detiene al escucharla)-. -¿Qué?-
Sebastián (creo): (sentado en el sillón): -¿Sabés lo que estás diciendo?.
Jessica: -Si, son todos unos marxistas. -
Griselda: - ¿Sabés que era Carlos Marx?-
Jessica: Obvio. - Era un materialista. Acá sólo les interesa lo material-
Griselda: (riéndose). -Bestia.-
Jessica: (Enojada) ¿Y vos sabes quién es? ¿A ver, decime quién es?
Griselda: -Si, lo estudié en teatro, y no tenía nada que ver con el materialismo. Hacía revoluciones- (sic).
Jessica: -Bueno, yo lo estudié como filósofo, y capaz era diferente que como lo estudiaste vos. Como filósofo era un materialista porque creía en la materia, en cambio los otros filósofos creían en lo espiritual. El marxisimo (¡¡¡¡¡¡¡¡¡) cree en lo material-.
Griselda: -Si pero no un materialista de que le gustaran las cosas materiales. Era uno que tenía que ver con revoluciones, un revolucionario-.


El diálogo siguió, y hasta llegué a escuchar de manera entrecortada frases como "materialismo dialéctico".


Intentaré encontrar el video. Realmente, de lo mejor del verano.

lunes, 29 de enero de 2007

Salamina en Bar Ocio

Se limpió las manos con el poema y lo tiró en un cesto cercano al kilómetro cero. De vuelta en el 37 le conté mi último año a camiseta blanca –en v- pantalón sastre marrón y zapatillas color mostaza le cante a Blur la forma en que amasa las gomas y tiene sexo con incontables mujeres le conté sobre la pérdida el sufrimiento el deseo el consuelo la supervivencia sin tenerle compasión al mp3 mientras se mira el camino a través de la ventanilla comprobando los resultados de la comunicación telepática me bajé en la próxima.

martes, 23 de enero de 2007

Me gusta él


Ese mismo día que lo vi. Cuando todos terminaron de leer esas cosas tan extensas que escriben. Estaba esa chica de pelo negro y rulos, y la otra colorada, y la que se viste como punk y hablaba como mi mamá, o como esas amigas de los buenos gestos a través de las buenas palabras. Se tomaba fernet y se apagaban los celulares.
He vuelto a ese lugar un día que estaba medio oscuro, me agarre fuerte, y después conocí la terracita con árboles. Pero esa es otra historia.
Ese mismo día que lo vi. Me sonaba lo que estaba leyendo, me sonaba de otro lado. Ya conocía eso que él leía, entonces se me prendieron los 25 watts y dije “Está leyendo un poema de Ariel Blabla”. Y no, era un poema de él, y no de la persona ausente (Ariel Blabla). Muy poco memoriosa de las pertenencias literarias.
Ese mismo día que lo vi. Charlamos sobre la posibilidad de que no existan poetas. Desechamos rapidamente la frágil hipótesis. Hacía un rato que el señor de los poemas lindos había terminado de leer los suyos.
Ese mismo día que lo vi. Aparecido bamboleante entre Marcel y Boedo.

Ese mismo día que lo vi, ya lo conocía de antes.

Paso a nivel en Chacarita


Los chicos ponen monedas en las vías,
miran pasar el tren que lleva gente
hacia algún lado.
Entonces corren y sacan las monedas
alisadas por las ruedas y el acero;
se ríen, ponen más
sobre las mismas vías
y esperan el paso del próximo tren.
Bueno, eso es todo.

Fabián Casas.

jueves, 18 de enero de 2007

Mentiras desmentidas

Parece que la ingenuidad de quienes proponen que los blogs son "espacios democráticos" y libres, en los que cada uno puede poner lo que quiera, denunciar a quien quiera, etc. etc. , ha sido nuevamente desmentida: una denuncia de la censura ejercida por Google sobre un blog que decidió escrachar a la empresa minera Barrick Gold (que intenta explotar minas en Chile y parece que Argentina), y remarcar sus relaciones con Bush y con el lavado de dinero y demás chanchuyos, nos retorna a la realidad de que existe algo llamado capitalismo, y que las empresas que intervienen en la distribución de los blogs (google, yahoo, o la que sea) tienen algo llamado intereses de clase que defender y ciertos "secretitos" que a veces es conveniente esconder.

Verón, Verón, qué grande sos

Chusmeando pavadas a partir de interesantes miradas sobre Gran Hermano, me encontré con esta página, en la que veo al afamado intelectualoide Eliseo Verón (El Liceo Verón, decía la revista Barcelona) como uno de los famosos que recomiendan libros a los infradotados participantes de GH. El licenciado (conocido por sus artículos y libros sobre la semiosis social, sus textos sin vuelo teórico sobre la ideología, etc), parece no dejar un espacio de lado. De hecho, no me extraña que figure en el programa (ya había participado diciendo boludeces con Badía en esos entrañables programas de "debate" que acompañaban los ciclos anteriores), pero sí lo que recomienda para la lectura en "la casa que late". Mientras que el aún más ladri y caradura de Felix Luna (dándose publicidad a sí mismo en un programa visto por 6 millones de tipos... nada mal) propone su propio libro y Pacho soy-igual-que-el-che-guevara O´Donnell pone a la Biblia entre los recomendados, el resto de los"famosos" propone lecturas cuando no canónicas (lo cual no tiene nada de reprochable) a veces interesantes (Telerman con Ishiguro, por ejemplo). Sin embargo, el que tiene más chapa de "intelectual" dentro de este grupo elige nada menos que la última novela de Stephen King, La torre oscura VII, que completa una vieja saga que había comenzado hace décadas.

Entre mis conjeturas malpensadas sobre las razones de esta elección (¿por qué un best seller de literatura pochoclera? ¿por qué un volumen de 900 páginas que surge de una saga que tiene 6 libros anteriores? ¿por qué en todo caso el último?) me surge una pregunta: ¿qué le habrán ofrecido a cambio a don Eliseo para esta enorme publicidad de un libro recién editado que busca convertirse en best seller y cuyas cifras de venta parecen ser menores de lo esperado?
Si vemos que don Eliseo publica su próximo libro en la editorial Plaza & Janés ya tendremos la respuesta...



Salamina en Bar Ocio


No le pongo fin. Mismo lo de siempre yo prefiero quedarme en casa y manchar las sábanas si divierte que tome taxis y pierda sal de vuelta maduró “sin poses” dijo “con naturalidad” dijo antiestático la casa igualita a años a recorrer con reserva para acompañar el copo de nieve rosa ahora él se acomoda y adivino que me quiere como al arca rodante como al polietileno (blanquecino y translúcido) por la avenida por esto es que me dejo y yo apuesto a que seguirá ganando Nigeria.

lunes, 15 de enero de 2007

Divagues de verano

Mitad de Enero. Mes largo y aburrido, no escribía porque no encontraba nada que me interesara. Y sobre lo que me interesa no tenía ganas de escribir. En estos días pensé que todo lo que pudiera decir era insignificante y que a nadie le podría importar (cosa muy cierta). Sin embargo, hoy me volvieron las ganas de postear al leer una frase de Bowie:


"Todos los pintores, los músicos cuando a los locos no los encierran, terminan en el mundo del arte. Porque nadie mentalmente sano necesita decirle a cientos o miles de personas en qué creen, o qué piensan."

(el artículo completo, acá)


Gracias David, no reniego de mi locura y me hago cargo de las boludeces que pueda llegar a escribir y de la necesidad de exponerlas y exponerme.

miércoles, 10 de enero de 2007

Entre la pluma, el fusil y la mamadera

Un artículo de Rosana Lopez Rodriguez generó un debate bastante fuerte sobre la "nueva literatura argentina", y hace tiempo que van y vienen posiciones encontradas en las que lo único que se ve es dogmatismo, incompresión, falta de argumentos, etc. Nos quejábamos de la Biblioteca, pero esto tampoco es gran cosa...



Por un lado, esta licenciada se coloca (extrañamente desde el trotskismo, siendo que el propio León se encargó de desmentir la idea de una "literatura proletaria" o una "literatura de clase") en favor de lo que llama una "literatura piquetera", algo un poco raro ya que colocar un adjetivo a la literatura implica simplemente insertar (en el mejor de los casos) un nuevo género dentro de ella, es decir, como una literatura policial, una literatura "piquetera". Por otro lado, ¿qué carajo es una literatura piquetera? ¿una literatura que hable de los piqueteros? ¿una literatura "esencialmente piquetera"? ¿no se supone que el movimiento piquetero es simplemente un elemento de recomposición de la lucha de la clase obrera ante los ataques y la desintegración sistemática que viene sufriendo? ¿por qué circunscribir la literatura, y no dejar que sea simplemente eso, literatura, que no necesitó durante siglos ser ni "piquetera" ni obrera ni socialista para estar politizada y referirse a la sociedad y sus problemas?




Sin embargo, a pesar de este planteo general que me parece equivocado, esta autora presenta varios puntos fuertes que los amiguitos e incluso los representantes de la "Joven guardia" desestiman. Entre ellos, ella los tilda de "conservadores" y propone que Cucurto se burla del proletariado. Maximiliano Tomas, en su artículo del diario Perfil (¡desde el diario Perfil!), le responde con una de las apelaciones más retrógradas y reaccionarias de la crítica literaria: el burdo, patético y reaccionario biografismo, junto con una moralina bastante religiosa de esas que dan miedito, reivindicando la figura del "sacrificado": según este párroco de la literatura argentina, Cucurto es "el obrero", luchador, trabajador, etc. etc. y jamás podría haberse burlado de la clase a la que pertenece ¿A quién le importa la condición de clase de Cucurto? El tipo se dedica en el mejor de los casos al costumbrismo lumpen-proletario, a la descripción de los más tonto y visible de esa clase: la cumbia, los negros, las minas, vamo´ a coger, eh guachín, etc etc etc., y admitamos que puede verse tranquilamente como una burla.
Una habla de "literatura piquetera" retornando al Proletkult, y nuestro querido párroco biografista (casi un evangelista) habla de "ideas que atrasan"...

Muy autorreferencial.


lunes, 8 de enero de 2007

Salamina en Bar Ocio


Pongo en venta la membrana por las filtraciones en las juntas la lluvia pega fuerte en el tinglado busca canaletas de desagüe las canaletas están rotas desde aquella vez desbordaron y nunca más José Albañil como epígrafe después de 45º de sensación tropical durante año y medio y esos pedazos de puntas de guirnalda pegados con cinta scotch -de la finita- a las paredes a llover se he dicho y filtra que te filtra la azotea como salida busca poros para dilatar nunca tendré la piel bella. La nutrición va por dentro.

jueves, 4 de enero de 2007

Catástrofes bibliotecarias

Cuando pensábamos que todo estaba perdido, que "claro que te clavo la sombrilla" había borrado toda posibilidad de debate después del catastrófico Hallú-rector-de-la-UBA, aparecen los Horacios, Tarcus y González, para pudrirla en una polémica en que la biblioteca y la argumentación son lo de menos y la chicana bien burda, fácil y barata corre como agua. Embarrar la cancha, le dicen.



Resumiendo:

Primer Round: Tarcus dice (en su ilegible carta de renuncia al Secretario de Cultura José Nun) que lo que la biblio necesita es una "modernización tecnológica", algo así como "no jodamos tanto con publicar y con cuestiones culturales, lo que necesitamos son nuevos equipos de microfilmación".

Segundo Round: González contraataca y le responde: "Un pensamiento lineal, con temas de izquierda pero con resultados reales de derecha, con el infantil lenguaje de un capitalismo tecnocrático, no es la solución para la Biblioteca Nacional, que no precisa salvadores abstractos".
En el medio, de la nada, aparece una espectadora que le tira una silla a González: es la querida Hilda Sábato, entrañable representante de la derecha más podrida de la UBA y especialista en cancha embarrada, carnera como pocas, que renuncia a su cargo en el "Consejo asesor de investigadores" de la biblio, y aprovecha para tirarle un poquito de mierda al Horacio mayor.
¿un puterío? ¡No! ¡el mundillo intelectual pseudo-progre tomando a su cargo un organismo estatal!



Lo interesante del caso es justamente su posibilidad de ilustrar los rasgos más notorios de nuestra intelectualidad: Horacio González representa al viejo choto que convence a un montón de psicobolches remera-che-guevara con su retórica plagada de ornamentos y su onda tan particular, mezcla de bohemia con despreocupación, medio Marx, medio hippie.
Tarcus, por su parte, expresa las características del ratón de biblioteca, además de ser el prototipo del intelectual caradura que como nadie sabe nada de él hace y dice cualquier cosa en los medios, mientras que los que sí lo conocen se indignan y no pueden creer que alguien pueda ser tan hijo de puta. (Por ejemplo: que el director del CEDINCI, con toda la platita de su beca Guggenheim, tenga el descaro de hablar de modernización cuando el CEDINCI no tiene ni un catálogo respetable).
Entre estos participantes, lo que interesa (como siempre) no es el debate lastimoso que puedan
ofrecer, sino las derivaciones generadas por su incidencia mediática: en primer lugar, las discusiones que surgen en distintos espacios académicos y no tanto (cadenas de mails, gruposyahoo, etc.) acerca del rol del intelectual, sus relaciones con el poder y con los cargos, los vínculos entre la política y la cultura, etc, etc, etc. (aunque también surgen pelotudeces, como aluciones al verdadero apellido de Tarcus y gente cuidando su quintita).
La bastardización de la política genera más política, y es eso lo que ocurre aquí también: de la polémica pedorra y mentirosa de estos viejos patéticos surgen (aunque no con demasiado énfasis) problemáticas tales como los sistemas de consagración de los viejos célebres y los dilemas de la insersión (lamentable en esta oportunidad) de la academia en niveles de organización institucional.
Ojalá que estos debates se mantengan y se profundicen, así no volvemos a los temas que anhelo hayamos tirado a la basura junto con el calendario 2006, esos de la inseguridad y la seguridad privada en las facultades, los "negros" que viven en Filo, etc, etc.




miércoles, 3 de enero de 2007

Es lo que hay...

Hace calor. Los bares están todos llenos, no se puede fumar y hay bastante poco para hacer fuera del contacto de un ventilador. Y bueh, no hubo mejor idea que crear un blog, este que acá se estrena. Como la diversidad no se disuelve en el todo (o esperamos que así no ocurra), y como sabemos que no nos vamos a poner de acuerdo jamás, mantendremos la querida heterogeneidad catastrófica que nos caracteriza.