Algún ridículo defensor de la legalidad burguesa que se las tira de libertario mientras pondera actitudes neonazis podrá rasgarse las vestiduras por el hecho de que una obra literaria se exprese por medio de citas "no autorizadas" por las leyes de propiedad intelectual. Otros defienden la novela en cuestión (Bolivia construcciones, por si no lo notaron) hablando de "intertextualidad" frente al "grosero plagio", etc. etc. ¿Por qué casi todos denuestan el "plagio"? ¿Cuál es el problema con la copia textual? En todo caso el problema es de los lectores, que (igual que se produce con toda intertextualidad) se pierden la referencia. Pero la verdad: ¿Qué me puede importar a mi si la novela que estoy leyendo tomó frases de otro lado, si yo no lo leí? ¿Cuál es el "mérito", el "valor" que la novela pierde?
miércoles, 21 de febrero de 2007
Formas de citar
Algún ridículo defensor de la legalidad burguesa que se las tira de libertario mientras pondera actitudes neonazis podrá rasgarse las vestiduras por el hecho de que una obra literaria se exprese por medio de citas "no autorizadas" por las leyes de propiedad intelectual. Otros defienden la novela en cuestión (Bolivia construcciones, por si no lo notaron) hablando de "intertextualidad" frente al "grosero plagio", etc. etc. ¿Por qué casi todos denuestan el "plagio"? ¿Cuál es el problema con la copia textual? En todo caso el problema es de los lectores, que (igual que se produce con toda intertextualidad) se pierden la referencia. Pero la verdad: ¿Qué me puede importar a mi si la novela que estoy leyendo tomó frases de otro lado, si yo no lo leí? ¿Cuál es el "mérito", el "valor" que la novela pierde?
viernes, 16 de febrero de 2007
Encuentros que atrasan
En este sentido, además del blog, uno de los objetos centrales de esta "new generation" es el "encuentro de lectura", algo así como ir a escuchar a un grupo de escritores (todos muy amiguitos, en un clima súper distendido y relajado, además de muy intelectual y, por qué no decirlo, super snob) que se sientan a ... leer su literatura, en voz alta. Uno ve sus caras (¡estoy viendo a un escritor de verdad! ¡wuow!) y escucha sus voces narrando sus construcciones literarias (nunca las ajenas), como una afirmación bien profunda de que si hay algo que la posmodernidad nunca va a eliminar (aunque les guste alardear con eso) es a la figura del autor.
Creo que todos los que lean esto van a conocer esos encuentros en alguna casita bonita, donde los escritores se dan cita, y van a saber de qué hablo. Espacios donde fluye la libertad creativa expresada en la lectura colectiva.
Y pensar que uno creía que el libro, objeto central de la modernidad, había puesto fin a la lectura colectiva, introduciendo la lectura individual como marca de la centralidad del sujeto... Por supuesto, los motivos de estos encuentros actuales son disímiles (o no tanto, en realidad) frente a los de la época premoderna: antes, el objetivo de esta "literatura colectiva" (no explícito, por supuesto, ni siquiera intencional) consistía en unir al conjunto de la comunidad a través de un relato común, el de los juglares y trovadores que cantaban de pueblo en pueblo un mismo canto, muchas veces heroico. Ahora bien, ¿cuál es la función actual de estos encuentros de lectura? ¿expresar las diferencias literarias de todos los textos? ¿o conocerse más entre ellos, unificar a los escritores (y a algunos críticos con ellos) para conformar los círculos de amiguismos a los que estamos muuuy acostumbrados?
Habría que ver, de todas maneras me parece que estas cosas atrasan, y mucho.
jueves, 8 de febrero de 2007
La hoja no se mancha... (¿o sí?)
Pasemos a una certeza: que el jurado (integrado por Carlos Fuentes, Griselda Gambaro, Tomás Eloy Martínez, Hugo Beccacece y Luis Chitarroni) haya votado como ganadora una novela que es un plagio de otra de ¡más de 60 años antes! habla muy, muy mal de ese jurado...
Bueh, habrá que ver qué sale de esto. Mientras tanto, la fórmula del éxito editorial y el conjuro para que un jurado de viejos chotos vote tu novela en un concurso, ya está dicha: buscarse literatura moderna poco conocida y copiar muchos párrafos.
Bueno, a Bucay y a Pigna por lo menos parece que les va bien así...
miércoles, 7 de febrero de 2007
Mi zona
Estuve volviendo a ver algunos clásicos. Papá ama a Brando desde "Viva Zapata", yo desde la escena en que se deja meter los dedos en el culo en "Último tango en París".
Tendría unos 15 años cuando vi la película y comencé a creer que todos los hombres eran Brando, también empecé dejarme las uñas largas. Claro, ese mismo año supe que no todos eran Brando, ni Brando podía ser todos.
De la película recordaba: el sobretodo de Marlon, la música, la monotonía y el sexo furioso.
Hace unos meses los hombres han vuelto a ser Brando.
Ni mi verdadero nombre quieren escuchar. -"He tenido tantos nombres diferentes en todo el mundo, que mi actual tendría que ser un gruñido... grrr ouuuoooiii"
Ni nombres de familiares. Ni ningún nombre propio con el que tenga algún tipo de relación. Hacen que sepa amarlos cuando son Brando.
Rutinas de sobretodo, música, monotonía y sexo frenético es lo que ya no se deja ser recuerdo.
Ahora, cuando me persiguen por la calle gritándome que me aman hasta que logran alcanzarme y tenerme lo suficientemente cerca para escuchar el susurro de mi verdadero nombre, es cuando salen a la terraza y pegan el chicle debajo de la baranda.
Un clásico. Mis uñas se escaman fácilmente. Hace rato empecé a cortarme las uñas bien cortitas, hasta sangrar.