viernes, 16 de febrero de 2007

Encuentros que atrasan

Hoy, mientras miraba el blog de una conocidísima página dedicada a las letras, me preguntaba en qué se diferenciaban la "nueva generación" (?) de escritores argentinos (llamada también "Joven Guardia" cuando se cree que eso va a dar algún rédito económico) de los escritores argentinos inmediatamente "anteriores" (aunque escriben en el mismo momento). Mi conclusión fue bastante obvia: no se diferencian ni en los temas con que trabajan, ni en el contexto, ni en las formas, los procedimientos y los modos que les permiten abordarlos. Tal vez en la calidad, pero creo que mucho más aun, lo que se produjo es una transformación en los hábitos de difusión y circulación de la literatura.
En este sentido, además del blog, uno de los objetos centrales de esta "new generation" es el "encuentro de lectura", algo así como ir a escuchar a un grupo de escritores (todos muy amiguitos, en un clima súper distendido y relajado, además de muy intelectual y, por qué no decirlo, super snob) que se sientan a ... leer su literatura, en voz alta. Uno ve sus caras (¡estoy viendo a un escritor de verdad! ¡wuow!) y escucha sus voces narrando sus construcciones literarias (nunca las ajenas), como una afirmación bien profunda de que si hay algo que la posmodernidad nunca va a eliminar (aunque les guste alardear con eso) es a la figura del autor.
Creo que todos los que lean esto van a conocer esos encuentros en alguna casita bonita, donde los escritores se dan cita, y van a saber de qué hablo. Espacios donde fluye la libertad creativa expresada en la lectura colectiva.
Y pensar que uno creía que el libro, objeto central de la modernidad, había puesto fin a la lectura colectiva, introduciendo la lectura individual como marca de la centralidad del sujeto... Por supuesto, los motivos de estos encuentros actuales son disímiles (o no tanto, en realidad) frente a los de la época premoderna: antes, el objetivo de esta "literatura colectiva" (no explícito, por supuesto, ni siquiera intencional) consistía en unir al conjunto de la comunidad a través de un relato común, el de los juglares y trovadores que cantaban de pueblo en pueblo un mismo canto, muchas veces heroico. Ahora bien, ¿cuál es la función actual de estos encuentros de lectura? ¿expresar las diferencias literarias de todos los textos? ¿o conocerse más entre ellos, unificar a los escritores (y a algunos críticos con ellos) para conformar los círculos de amiguismos a los que estamos muuuy acostumbrados?
Habría que ver, de todas maneras me parece que estas cosas atrasan, y mucho.

13 comentarios:

ajsoifer dijo...

Creo que estos encuentros sirven a un doble propósito: fomentar esos amiguismos y generar una especie de escenario que se pretende abierto y colectivo pero que siempre termina incluyendo a viejos conocidos y por otra parte, la intención noble que sería dar a conocer literaturas con escaso nivel de circulación y menos conocimiento entre el público.
Es realmente un problema todo este asunto... desde hace tiempo que vengo reflexionando respecto de todo esto. Pareciera ser que a la literatura argentina que se escribe AHORA le cuesta encontrar un lugar en el cannon rígido del gusto del público.

Demóstenes dijo...

Creo que la sociabilidad no está mal, ni resulta desagradable (y aclaro que no suelo concurrir). Aunque, personalmente, creo que la palabra escrita encuentra su mejor ropaje en el silencio de la lectura individual; mucho más en el caso de la poesía.
Por otro lado, el problema de la figura del autor nunca –creo– fue con la persona de carne y hueso sino con la autoridad que podía tener sobre el texto ¿no? Porque Barthes ("La muerte del autor") a sus textos los firmaba, así que la cosa no pasa por pretender que el tipo que escribe no existe sino por no dejar que su voz indique un único camino de lectura (me parece).
Desde lo específicamente literario estos encuentros aportan poco, pero puede ser positivo crear relaciones entre escritores, no estar todos desperdigados por ahí sino saberse parte de un "ambiente". Me parece que esa es la misión fundamental de estas lecturas: crear un espacio para los escritores.
Los lectores allá ellos. :P

¡Saludos!

ajsoifer dijo...

Ahora me acordé de un pasaje del libro Women de Bukowski en el que Chinaski paraba en un hotel al que también acudía William Burroughs.
Se lo comentaban y le preguntaban si lo quería conocer y él decía que no, que no le interesaba el mundillo de los escritores al que consideraba una mierda.
Pero bueno, sabemos que Bukowski también vivió de crearse una imagen de tipo rudo.
Coincido con que la necesidad de la reunión se impone no solo como sociabilidad sino como reunión gremial en muchos casos. Y no me parece mal. Acaso los gremios no tienen su propias instituciones y clubes para sociabilizar?

Anónimo dijo...

Creo que es un prejuicio, quizás condicionado por expectativas genéricas, porque si estas reuniones se anunciaran como "Encuentros de Teatro", y el evento consistiera en tipos que leen monólogos, nadie diría nada. La literatura es un hecho social. Considero saludable el intercambio y el encuentro.
El mundillo se forma de cualquier modo, no necesita de estos eventos para existir. El blog es un ejemplo. Luchar contra eso es inútil. Depende de cada persona en particular. Y tampoco es bueno generalizar y confundir las amistades de otros, que pueden ser verdaderas, negativizándolas como "mundillo". Suele mirarse la paja ajena, pero no la propia. Cada uno de los que escribe por estos lares tiene amigos como la mayoría de la gente, gente que los lee, que los apoya, etc. Así se forman los grupos de pertenencia, no necesariamente los "mundillos".
Muchachos, están viendo fantasmas.
En cuanto a las modalidades de cada generación, en los 90 ya se leía mucho en público, pero más que nada poesía. en ésta época, también se agregó la narativa.
saludos

Anónimo dijo...

Yo recuerdo otra novela, "El maestro y Margarita" de Mijail Bulgakov, en donde uno de los personajes principales se enfrenta en la Casa de los escritores a un ámbito literario sectario y carente de debate y de crítica, y al que no se le permite pertencer. De hecho, esa me parece que es una característica central de los encuentros de que estamos hablando, y que da la pauta de su función: la ausencia de debate sobre lo que se lee. Hace unos años iba a los ciclos del Cineclub TEA, y recuerdo debates hasta virulentos sobre las películas luego de ser proyectadas. Acá no: uno lee, el otro escucha, y punto. En un caso hay "sociabilidad", en el otro (imposibilitado de toda crítica) solamente guetto, "mundillo" cerrado y obtuso. No hay encuentros de debate, sino encuentros DE LECTURA: ahí está el tema, no en la "sociabilidad" (siempre necesaria), y por eso la referencia directa y necesaria a la "lectura colectiva" precapitalista.
Saludos

Jaramillion dijo...

Espinosa cuestión se ha tocado como para apresurar así de manera tan tajante una "conclusión", afirmar "una verdad" sobre el asunto.

Hay escritores putos de mierda que se fabrican burbujas mediáticas para legitimar lo que la pluma les niega: el talento.

Los hay quienes van y participan de las lecturas para sentir alguna (como decirlo sin sonar como un ñoño academicista) "pertenencia identitaria", para sentir algún vínculo filiatorio con ese grupo de gente que, en lugar de hacer esgrima, se dedica a escribir. Como ir a un club. Y que se enojen los que ven en la literatura el arma salvadora de almas, topadora de civilización.

Y también están los que leen y organizan ciclos de lecturas porque en ese espacio se produce el encuentro cara a cara con ese lector imaginario; porque las lecturas sirven como arena de la aprobación o desaprobación para quienes estén interesados en conocer las mieles o amarguras del reconocimiento.

Pero una cosita más: ¿por qué nos desesperamos tanto porque la gente organice y vaya a estos encuentros y lea sus cosas? ¿Qué es lo prohibitivo, lo sacrílego? ¿En nombre de qué y de quiénes se defiende y se arbitra los usos correctos de la práctica literaria? ¿Por qué molesta que la gente haga con el ano de su prosa lo que le venga en gana?

No sé. Díganme ustedes.

Unknown dijo...

Te iba a contestar, pero a cambio te armé un post, exclusivamente en respuesta al tuyo.

Saludos.

Julian dijo...

Me halaga muchísimo ese post exclusivo. Allí encontrarás mi réplica.
Saludos!

Sonia Budassi dijo...

Julián. Tu post me parece una secuencia de prejuicios y malentendidos. Prejuicios como el de el "amiguismo" -aunque tampoco veo mal que uno tenga amigos que escriben. Gente de la editorial, por ejemplo, fue convocada a leer por gente que en su momento no conocíamos. También nos pasó a nosotros -habíamos leido a gente y nos gustó lo que hacían- cuando organizamos el encuentro de lectura a fines del años pasado, convocando a gente que había trabajado todo el año en lo suyo (escribiendo, organizando ciclos, publicando).
Estoy a favor de discutir en qué enriquecen y en que no las lecturas,-es más, de eso hemos debatido, por ejemplo, con Funes en una ocasión- pero la verdad es que para empezar a hacerlo hay que reconocer los propios prejuicios.
Saludos.

Anónimo dijo...

No entiendo la sorpresa por lo "precapitalista" de esos rituales si la supuesta "posmodernidad" consiste en la reemrgencia de ciertos de esos rasgos que la modernidad consideraba arcaico. Decir que eso es "viejo" es de una ignorancia que asombra.
Por otra parte, coincido con la falta de debate: no se discute estética, no se discute política, nada, todos nos escuchamos y después otra vuelta de birra. Eso sumado al insoportable tufillo espectuaclar de los encuentros: unos miran (pasivos) y otros leen (activos).
De todos modos, la producción de sociabilidad en los encuentros es de lo mejor. Entender a la literatura como un "texto" que mediado por la "industria" va a encontrarse con un "lector" aislado en el mercado, eso es viejo. La literatura son los encuentros y lo que se escribe sobre ellos.
saludos

Anónimo dijo...

Bueno, es un poco de amiguismo y otro poco de ganas de ... Seamos honestos, un poco de brillo, un poco de alcohol, algunas lecturas que algunas veces, apenas se oyen.
creo que es verdad, un poco de sex & the city y un poco de hablar mal de los otros, de hablar de más y fisgonear a las niñas que muchos de los "escritores" que circulan por ahí, no se atreverían a tocar. Y si las tocan, lo niegan después... y eso lo vi, pero también vi tipos comprometidos y muchas chicas hermosas casi todas, no solo por ser cada vez más vulgares estéticamente, desde un lugar comprometido con la vulgaridad, lo cual ya, es un paso al frente, pero escriben y deliberan un poco por el gusto de sentise parte de la generación y el otro poco, por haberse tomado todas las botellas que había por ahí. y así se hizo, siempre la literatura. Ese debate es un circo más de los payasos que escriben poco y hablan mucho... Como yo, mejor me voy a dormir, chau chicos. A dormir que hay que ir al colegio mañana.

Anónimo dijo...

Julián, quería hacerte unas preguntas acerca de tu post:
¿Lo que distingue a tu tan preciada New Generation son los encuentros de lecturas? ¿Antes no se había hecho nunca? ¿La gente (el lector) nunca llegó a pagar una entrada para escuchar a su escritor preferido, leyendo su propia obra? Habría que investigarlo en el tiempo, creo;
¿Todos los escritores de las lecturas a las que pudiste ir son... "amiguitos"? ¿Todos los eventos a los que fuiste son... "distendidos"? ¿Te exaspera llegar a un sitio donde se lee y sentirte... "relajado"? Ahora bien, ¿qué tiene que ver eso con el snobismo? tus términos parecen malas palabras.
Sigo: ¿A cuántas lecturas fuiste? ¿Te echaron alguna vez de un evento así? ¿Te parece que todas las lecturas se hacen en casas bonitas? Algunas son feas, te cuento, casi como a propósito. Pero ojo, ahora que lo pienso... si la casa, además de la lectura, es fea: ¿sería un poco más snob? ¿o podrías aceptarlo sólo por la sordidez del ambiente?
¿La gente que asiste a las lecturas va a decir "wow" porque siente un deseo inevitable de estar frente a un... "escritor de verdad"? ¿Preferís que los escritores de verdad cumplan entonces su papel indicado, detrás de un escritorio, firmando autógrafos?
Yo entonces creo, Julián, que:
-Tenés razón con el autobombo. Pero el autobombo existe hasta adentro de tu casa y de la mía. Las lecturas sí están para marcar diferencias entre los textos, por una consecuencia lógica: si existen dos (2) textos, entonces se supone que no van a ser iguales. La gente asiste a las lecturas para percibir esas diferencias. Porque el contraste... sí, gusta.
-Los libros hacen de la lectura un ejercicio individual, hasta que algo te sorprende, ¿no?: en ese momento vos, lector, cerrás el libro, lo metés en un bolso, y lo llevás a la casa de un amigo, para leerle con tu propia voz ese fragmento que te voló los sesos. Es decir, compartís tu sorpresa. Simplemente eso.
-No sé a cuántos escritores escuchaste, pero estás sumamente equivocado cuando afirmás que sólo leen sus cosas. Hay distintos tipos de lecturas, y vos encauzás tu resentimiento en el formato que mejor te calza.
-Tus palabras son un tanto ingenuas (o no), cuando fundamentás tu posición comparando las lecturas colectivas con las de juglares y trovadores. Da como un poco de impresión que afirmes con tanta seguridad que esos cantos "unían al conjunto de la comunidad con un relato común". Si tanto les creíste a esos libros que te contaron esas bellas historias, también podrías creerle a la gente que asiste a las lecturas para compartir y para escuchar. Podrías "tratar" de creerle a los escritores que van a divertirse, y a disfrutar de sus pares, y de los oyentes, sobre todo. Hay como un gustito especial en el hecho de sentarte con un tipo que te escuchó, al que no conocés, y que te cuente todas las cosas que le pasaron por la cabeza mientras escuchaba tus textos. Las cosas buenas, y las malas.
Si te gusta escribir, probá eso: leé para alguien que no fue a verte especialmente a vos, alguien al que nunca viste, alguien que sólo se acercó a relajarse y a escuchar literatura. Capaz que hasta te guste. Capaz que hasta le sientas el dulzor a tu veneno.

Anónimo dijo...

rufian, si te acordàs bien del momento de mujeres, recordaràs que finalmente buk se lo cruza un par de veces a burroughs, que està solo en el pasillo que hay frente a su habitaciòn, sentado en una silla, bebiendo, tildado. no seas injusto con el viejo bill, que siempre escribiò lo que quiso y ni debìa saber que existìa "el mundo de los escritores"